Según la creencia
popular, es necesario brindar una ceremonia especial a las almas de las
personas que hayan fallecido recientemente. Las familias preparan las ofrendas
según la antigüedad del "muertito": si el deceso ocurrió hace un año,
los preparativos se inician una semana antes del 1 de noviembre; si sucedió
hace siete años o menos, basta con un día de preparación; en cambio, si aún no
transcurrió un año desde el momento de la muerte, o si el muerto es muy
antiguo, no hay ritual.
Las ofrendas consisten
en palomas, cruces, palmas, coronas, estrellas, escaleras, lunas y soles hechos
con una masa de harina, grasa y levadura.
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